Al debate sobre el incremento de las tasas municipales (tanto a comercios como a hogares) se ha sumado el de los cargos que el Estado local cobra, por separado, bajo el concepto de alumbrado público y que se consignan en las facturas que Edenor envía a los usuarios.
Recordemos que si bien la inflación estimada por el Gobierno Nacional en el presupuesto para este año es del 29%, el aumento en las tasas viene siendo en Escobar, de acuerdo a lo aprobado por el Concejo Deliberante, del orden del 35%. No solo eso, sino que como en años anteriores se incluye una cláusula gatillo, que, en caso de dispararse la inflación, se activará aplicándosela a los importes.
A diferencia de los impuestos, en los que el contribuyente no recibe algo a cambio, los municipios cobran principalmente tasas, un concepto que implica que el Estado (en este caso municipal) ofrece una contraprestación a cambio del dinero cobrado. Entre las contraprestaciones habituales y lógicas que ofrece (o debería ofrecer) un municipio se encuentran la recolección de residuos y el alumbrado público.
Pues bien, este último servicio es facturado y cobrado por separado. En efecto, los usuarios de Escobar pueden ver en la primera página de su factura de Edenor el detalle del concepto «Otros servicios/Productos». Al dar vuelta la página, ese cargo es explicado bajo la frase «Tasa Municipal por Alumbrado Público» y por lo general su monto arranca en $508.20.
Se aprecia por lo tanto que la iluminación de los espacios públicos no está incluida entre las contraprestaciones de las «Tasas por Servicios Generales» que los vecinos pagan, sino que se suma en otra factura. Es decir que se trata de un servicio cobrado dos veces o que la tasa «general» no es tan general sino que su única contraprestación es la recolección de residuos.
Este hecho motiva dos serios cuestionamientos. Por un lado, el de los vecinos que ven incrementarse su factura de luz en hasta un 40%. Es el caso de la usuaria cuya boleta hizo llegar a nuestra redacción.
Por otra parte se acentúa la discusión sobre si los importes recaudados por el municipio realmente vuelven a la ciudadanía en servicios (en este caso, de alumbrado público). La misma usuaria que hizo llegar su factura afirma: «en mi cuadra solo hay dos luces y una hace meses que está rota. Me cansé de llamar para que vinieran a arreglarla. De noche esto es una boca de lobos».
Una vez más los vecinos deben sopesar cuánto dan y cuánto reciben de la Municipalidad. Y una vez más, la balanza se inclina inequívocamente en el sentido de señalar que el dinero que va, no vuelve.
