Venerado con devoción, el Gauchito Gil es quizás la figura más convocante dentro del universo de la fe popular argentina. Sus altares teñidos de rojo son moneda corriente en rutas, calles y fachadas. Ayer, se celebró su día y como sucede cada año, el santuario de la Ruta 25 fue una fiesta.
Las celebraciones se iniciaron el martes alrededor de las 17 con la llegada de los primeros fieles. En poco tiempo, la cola ya se extendía por las inmediaciones del predio de Villa Rosa
La vigilia llegó a su fin a la medianoche, cuando con una explosión de fuegos artificiales se iniciaron oficialmente los festejos, al ritmo del chamamé.
“Hubo más gente que el año pasado”, aseguró Estela Flores, dueña del puesto de recuerdos del Gauchito, cuya fe en la popular figura creció de la mano de su abuelo, el correntino José Sánchez, fundador del santuario local.
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