
Nacido en Argentina, pero radicado en Bélgica, el guionista, director de fotografía y realizador Diego Martínez Vignatti (Nosotros, La marea, La cantante de tango) regresó al país para rodar en la selva misionera un film que mixtura el drama romántico con la denuncia sobre los efectos sociales que genera el uso indiscriminado de agrotóxicos.
Pierre (el belga Geert Van Rampelberg, visto en la multipremiada Alabama Monroe) trabaja como capataz para una multinacional que se dedica a desmontar bosques, plantar pinos y fabricar papel. Además, entrena un equipo juvenil de rugby y está enamorado de Ana (Eugenia Ramírez Miori), maestra rural y una de las principales activistas contra el uso de esos químicos que afectan la salud de los lugareños. El principal aliado de ella es Balza (Enrique Piñeyro), un médico que atiende a los sectores más vulnerables y denuncia los abusos en el ámbito científico.
La película -narrada con potencia y buenos recursos de producción- logra sostener la tensión y expone con acierto las contradicciones de un europeo tironeado entre poderes y tentaciones que se contraponen. Si bien el film se vuelve un poco subrayado y maniqueo a la hora de mostrar la violencia institucional de los políticos aliados con los grandes empresarios La tierra roja tiene buenos elementos documentales y funciona con bastante dignidad como película de aventuras.
Crítica de Diego Batlle