Estreno: «El hijo de Dios, un western bíblico futbolero»

Dentro de las categorizaciones de los géneros, existe uno muy poco conocido y explorado: el “weird western”, el cual tiene los códigos estilísticos típicos de la iconografía localizada en el oeste de Estados Unidos durante su conquista, mezclado con elementos fantásticos o terroríficos. Algunos ejemplos son “Volver al futuro 3” (1990) y la más reciente “Alien vs. Cowboys” (2011). Y aún más acotado es el “weird gaucho”, una vertiente local que involucra un ambiente rural o gauchesco. A este último pertenece “El hijo de Dios”, aunque su homenaje final sea a las películas de Sergio Leone, como los mismos directores han expresado en una entrevista a Ultracine.

El “weird gaucho” no es nuevo en Argentina. Leonardo Favio lo hizo dos veces: “Juan Moreira” y “Nazareno Cruz y el lobo”. Ejemplos más recientes son “Aballay, el hombre sin miedo”, de Fernando Spiner (2011); “Jauja” de Lisandro Alonso (2014); y “El aparecido” un corto/serie de televisión/largometraje de Mariano Rosas (2015).

“El hijo de Dios” comienza con la leyenda que todo clásico de ciencia ficción debe tener al inicio para ubicarnos en sus coordenadas de espacio y tiempo: “En una época en la que el fútbol atravesaba uno de los momentos más oscuros de su historia, era común encontrar mercenarios dedicados a la compra y venta de niños, que se comerciaban como esclavos a ligas profesionales de las grandes ciudades, dejando el futbol de los pequeños pueblos a merced de especuladores y oportunistas. En Betania las autoridades ejercían una tiranía futbolística prohibiendo el fútbol espontáneo e imponiendo la obediencia sistematizada en el juego. Pero un grupo de rebeldes resistía en la clandestinidad entrenando un fútbol libre, con la esperanza de enfrentarlos en el Gran Partido de Pascuas”.

El pueblo de Betania está gobernado por el comisario y arquero Pilatos. Un grupo de rebeldes continúa jugando clandestinamente aunque son perseguidos por las autoridades. Tres amigos llegan al lugar y -al ser apresados- son obligados a un duelo futbolístico con el equipo invicto de policías. Un misterioso jugador, llamado Jesús, intentará torcer el partido y el destino de Betania para siempre.

Mientras la estética de la película es definitivamente de un western gauchesco (pueblo corrupto y tiranizado por un villano en un ambiente rural), el duelo no es de pistolas sino de gambetas y goles. Lo fantástico está dado por el totalitarismo y el statu quo del deporte. Además involucra a todos los elementos de la crucifixión de Jesús, protagonista de la película: el verdugo (Pilatos), los apóstoles (Juan, Santiago, Tomás, Pedro) y hasta María Magdalena, líder de la resistencia.

La dirección de fotografía es gloriosa: se notan los guiños al spaghetti western clásico y está ambientando en un pequeño pueblo rural (Azcuénaga) donde la historia cobra vida. Es una película independiente que no se equivoca donde la mayoría lo hace: pocas locaciones, un guión brillante y actuaciones sobrias. Pero la estrella de “El hijo de Dios” es el duelo final futbolístico: se palpita la mística del deporte y eriza la piel en un final que nos hará levantar de las butacas para vibrar y sufrir como si fuera la final del mundo entre Alemania y Argentina en Brasil 2014.

Por Carina Rodriguez

Salas de estreno: Cine Gaumont, Village Caballito, Atlas Flores, Showcase Haedo, Showcase Quilmes, Cinema Adrogué, Village Pilar, Showcase Rosario.

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