
Los detractores del proyecto de modernización de la ruta 26 emplean como argumento para fundamentar su posición que la iniciativa se vincula con «negociados» y corrupciones. Lo cierto es que a pesar de ostentar una seguridad envidiable en sus aseveraciones, nunca aportaron algún elemento que probara semejante acusación.
Pero, además de la irresponsabilidad que implica semejante conducta ¿reúnen acaso esos vecinos las condiciones morales para denunciar y exigir, en muchos casos de una manera agresiva, la ejecución de obras que, sin duda, son necesarias para la zona?
La respuesta es mas bien negativa. Como se indicó en una nota anterior, muchos de ellos no han pagado las tasas municipales durante años. Así es, evasores imponiendo exigencias al Estado, un espectáculo no infrecuente en nuestro país.
El paroxismo de la hipocresía se aprecia en uno de los más cerriles opositores al proyecto, una figura relativamente pública que tiene un trabajo por todos conocido y sin duda no mal remunerado. Pues bien, este vecino estuvo más de dos años sin desembolsar un solo peso en concepto de tasas municipales, sin respetar las obligaciones como ciudadano cuyos derechos ahora argumenta ser ofendidos.
Pero hay que ser justos: el colega en cuestión, quizá a partir de su súbita conciencia ciudadana, consideró que 24 meses de evasión eran muchos y manifestó la voluntad de honrar su abultada deuda. Lo llamativo es que teniendo ingresos muy superiores a la media de las personas haya optado por un plan de beneficios en… 12 comodísimas cuotas.
Es así que el Estado municipal, es decir todos nosotros, financia a un acomodado caballero que se victimiza cuando siente que sus privilegios se ven amenazados por una iniciativa que en última instancia no le obliga a nada y tendrá como consecuencia el aumento del valor de su propiedad.
Esta doble moral de los opositores, sumada a los argumentos objetivos emitidos por especialistas en la materia (la Facultad de Arquitectura de la UBA) en favor de un proyecto que traerá desarrollo sustentable, infraestructura y trabajo a la zona sin modificar sus características de paisaje, hacen entendible que la mayoría de los vecinos y los representantes del pueblo acompañen la iniciativa.