
Uno de los mecanismos más frecuentes para evadir y/o elidir tasas y tributos consiste en declarar una base imponible menor a la real. Así como una empresa o comercio informa al Estado una facturación inferior a la efectivamente realizada para que menor sea el importe del impuesto luego de la aplicación de la alícuota correspondiente, los propietarios de inmuebles que tienen la voluntad de timar al fisco declaran una superficie total y/o cubierta inferior para que el importe de las tasas municipales también lo sea.
Los resultados de la inspección realizada por estos días en el Colegio Privado Nicolás Avellaneda de Ingeniero Maschwitz indican que éste es uno de esos casos. Mientras que la superficie declarada ante la municipalidad era de 724 metros, la auditoría arroja una cantidad que roza el quíntuple: 3887.5 metros. Si bien no existen cálculos oficiales sobre el perjuicio fiscal para el municipio, no es osado aseverar que la institución debería haber estado tributando el quíntuple en concepto de tasas.
Pero esta «ampliación no declarada» es tan solo una de las infracciones de la retahíla que emana de la auditoría llevada a cabo por la Dirección General de Control e Inspecciones, muchas de las cuales conciernen a cuestiones sanitarias y de seguridad: falta de libretas sanitarias del personal de kiosco; falta del certificado conforme Bomberos Voluntarios; desarrollar rubro no afín; falta de condiciones de seguridad e higiene, y falta de un sector destinado al acopio transitorio de los residuos generados por el desarrollo de la actividad
Tampoco se presentaron Protocolos de ruidos, ventilación y puesta a tierra; Certificado Conforme Bomberos Voluntarios; Análisis Bacteriológico de Agua; Certificado de tratamiento a vidrios con film antivandálico; Certificado de Habilitación Municipal y Planos actualizados aprobados ante la Secretaría de Obras y Servicios Público.
No deja de ser llamativo que una institución que se encarga de la formación de los niños se encuentre en semejante situación de irregularidad, sin hablar del riesgo que ella en muchos casos representa para la integridad de los menores.
Dios, en manos de quiénes ponemos a nuestros hijos…